Un estudio global realizado por Deezer en colaboración con Ipsos ha revelado un dato impactante: el 97% de los oyentes no logra distinguir entre música generada por inteligencia artificial y la compuesta por humanos. La investigación, que evaluó a 9,000 participantes en ocho países, consistió en una prueba a ciegas donde los encuestados debían identificar cuál de tres canciones había sido creada por IA. Los resultados fueron contundentes: solo el 3% acertó.
El experimento: Los participantes escucharon dos pistas generadas por IA y una compuesta por humanos. El 97% falló en la identificación, lo que demuestra la sofisticación de las herramientas de IA en la creación musical. Este fenómeno no solo sorprende, sino que también genera preocupación sobre la transparencia y los derechos de autor en la industria.
Reacciones y demandas:
- El 80% de los encuestados exige que la música generada por IA esté claramente etiquetada en las plataformas de streaming.
- El 73% quiere saber si las recomendaciones que recibe en servicios como Spotify o Deezer incluyen canciones creadas por IA.
- El 45% preferiría poder filtrar este tipo de contenido, y el 40% directamente no escucharía música generada por IA si la identificara.
Impacto en la industria: Deezer, la única plataforma que actualmente etiqueta y detecta contenido 100% generado por IA, recibe más de 50,000 pistas diarias creadas con esta tecnología, lo que representa el 34% del total de subidas. Sin embargo, solo el 0.5% de las reproducciones corresponden a este tipo de música, y el 70% de esas reproducciones son fraudulentas.
El debate ético: El estudio también refleja una preocupación generalizada por el uso de material con derechos de autor para entrenar modelos de IA. El 65% de los encuestados cree que no debería permitirse, y el 70% considera que la música generada por IA amenaza el sustento de los artistas.
Conclusión: La indistinguibilidad de la música generada por IA plantea un desafío ético y legal para la industria. Mientras la tecnología avanza, la sociedad demanda transparencia, protección de derechos y regulación clara para garantizar un futuro justo para los creadores.
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