En la vida, todo tiene su tiempo y es fundamental reconocer cuándo ha llegado el momento de concluir una etapa. Este principio, esencial en todos los aspectos de la vida, también debe aplicarse a la gestión pública, especialmente cuando la misma se ve empañada por repetidos escándalos de irregularidades. En este sentido, es imperativo que el Director Ejecutivo del Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil (INABIE), Víctor Castro, presente su renuncia al cargo que ocupa, o, en su defecto, que el presidente de la República tome la decisión de destituirlo de inmediato y llevar a cabo una investigación exhaustiva sobre su gestión.
Escándalos que no pueden ser ignorados
El día de ayer, El Periódico La Taza recibió dos denuncias graves que exigen nuestra atención y respuesta, ya que están directamente relacionadas con uno de los derechos fundamentales de la niñez: la alimentación escolar.
Los estudiantes más vulnerables, provenientes de las zonas más empobrecidas de nuestro país, merecen recibir un servicio de calidad que garantice su bienestar, sin embargo, las denuncias sobre la mala calidad de la comida que se les ofrece en los comedores escolares son alarmantes.
Rebeca Enríquez, presidente de Hispanos Unidos por la Paz y los Derechos Humanos, denunció públicamente que en el Centro Educativo Casa de Estudio Padre Abel Aranda, ubicado en el sector Vista del Valle en San Francisco de Macorís, los alimentos entregados a los estudiantes no son aptos para el consumo humano.
Esta denuncia fue seguida de un llamado urgente a las autoridades correspondientes, en particular al INABIE y al recién nombrado ministro de Educación, para que tomen medidas inmediatas respecto a la calidad de los almuerzos y desayunos escolares.
Por otro lado, en Enriquillo, la situación es igualmente grave.
El exregidor del municipio, Juan Cuevas (conocido como Gelín), denunció que los estudiantes del Centro Educativo Ismael Miranda llevan más de un mes sin recibir el almuerzo ni el desayuno escolar.
Ante esta situación, los padres han protestado frente al Distrito Escolar 01-02, pero han sido reprimidos por agentes policiales.
Y aún más preocupante es la situación de la Escuela Los Blancos, ubicada en el paraje del mismo nombre, donde los niños y su maestra reciben clases bajo un árbol, protegidos apenas por una lona deteriorada. Esta escuela lleva casi cinco años esperando ser terminada, mientras los estudiantes siguen siendo víctimas de un sistema educativo que no cumple con sus necesidades básicas.
Estas denuncias llegan de lugares distantes entre sí, lo que hace pensar que estos problemas no son aislados, sino que podrían estar ocurriendo en diversas regiones del país.
Es posible que el presidente de la República esté siendo engañado con informes que pintan una realidad muy distinta de la que realmente enfrentan nuestros estudiantes y sus familias.
En El Periódico La Taza, creemos que es nuestro deber no guardar silencio frente a estas irregularidades. Debemos denunciar lo que otros callan y llevar estas problemáticas a la atención del presidente y de la sociedad en general.
Un llamado urgente a la acción
Las denuncias planteadas por Rebeca Enríquez y Juan Cuevas nos muestran una situación que exige una respuesta urgente y decidida. La alimentación escolar no puede ser considerada un tema secundario; es una cuestión de justicia social.
Los niños de las zonas más vulnerables merecen alimentos dignos y adecuados para su desarrollo físico y académico. El Estado tiene la obligación de garantizar este derecho fundamental.
El Periódico La Taza se suma al clamor por una alimentación escolar digna y adecuada. Nos identificamos con la causa de aquellos que luchan por un sistema educativo más justo y equitativo, y brindamos nuestro firme apoyo a todos los reclamos que buscan mejorar las condiciones de vida de los más necesitados. Es hora de que las autoridades actúen con responsabilidad y tomen las decisiones correctas para asegurar el bienestar de nuestros niños y el futuro de nuestra nación.