martes 9 de diciembre de 2025 22:24 pm
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«Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará» (Salmos 37:5). Este versículo no es solo una frase bonita, sino una fórmula divina para vivir en paz, incluso cuando las circunstancias parecen abrumadoras.

1. Encomendar: Entregar lo que no puedes controlar

La palabra «encomendar» significa poner algo en manos de otro. En este caso, Dios nos pide que le entreguemos:

  • Nuestros planes (cuando no salen como esperamos).
  • Nuestras preocupaciones (cuando el futuro parece incierto).
  • Nuestras luchas (cuando las fuerzas flaquean).

No es una entrega pasiva, sino un acto de fe activa, donde reconocemos que Dios es más capaz que nosotros para guiar nuestro camino.

2. Confiar: Dejar de lado la ansiedad

El versículo no se queda en la entrega, sino que añade: «y confía en él». Confiar implica:

  • Dejar de preocuparse por lo que no puedes cambiar.
  • Creer que Dios obra, incluso cuando no ves resultados inmediatos.
  • Descansar en la certeza de que Él tiene un plan.

La ansiedad nace cuando queremos controlar lo que solo Dios puede resolver. Confiar es soltar esa necesidad de control y dejar que Él actúe.

3. «Y él hará»: La promesa que cambia todo

La parte más poderosa del versículo es la promesa: «y él hará». No es una posibilidad, sino una garantía. Cuando encomendamos nuestro camino a Dios:

  • Él abre puertas que nadie más puede abrir.
  • Él cierra caminos que nos llevarían al error.
  • Él transforma lo que parece imposible.
  • Él actúa en el momento perfecto, no en el nuestro.

Aplicación práctica para hoy

Muchas veces vivimos con el peso de:

  • Problemas financieros (deudas, falta de trabajo).
  • Conflictos familiares (matrimonios rotos, hijos rebeldes).
  • Enfermedades (diagnósticos difíciles, dolores crónicos).
  • Incertidumbre (¿qué pasará mañana?).

Pero Dios nos dice: «No lleves esa carga solo. Encomiéndamela. Yo me encargaré».

Hoy, puedes:

  1. Hacer una lista de lo que te preocupa y entregárselo a Dios en oración.
  2. Dejar de lado la ansiedad y confiar en que Él obrará.
  3. Esperar con paz, sabiendo que Dios cumple lo que promete.

Cuando lo haces, experimentarás algo extraordinario: la paz que supera todo entendimiento (Filipenses 4:7). Porque Dios no solo promete actuar, Él ya está obrando en lo que no ves.



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