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La relación entre Estados Unidos y República Dominicana entra en una nueva fase de cooperación económica y social, marcada por un enfoque más directo y respetuoso de la soberanía dominicana. Así lo aseguró la embajadora Leah Francis Campos durante su participación en el almuerzo mensual de la Cámara Americana de Comercio (Amchamdr), donde desglosó los cambios que se avecinan tras el cierre de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

Según Campos, el gobierno de EE.UU. no abandonará su compromiso con República Dominicana, sino que reestructurará su apoyo para que sea más transparente, eficiente y alineado con los intereses mutuos. «El apoyo de Estados Unidos va a seguir de manera contundente, pero ahora con una supervisión directa del Departamento de Estado, evitando cualquier injerencia en la soberanía dominicana», afirmó. Este cambio busca garantizar que los programas de cooperación no tengan un carácter político, sino que se enfoquen en beneficios concretos para ambos países.

La embajadora explicó que la decisión de cerrar USAID respondió a problemas estructurales dentro de la agencia, que en algunos casos actuó de manera independiente y con criterios que no siempre coincidían con la política exterior de EE.UU. «USAID quiso ser una ONG independiente y, en algunos casos, impuso condiciones que no tenían relación con los objetivos de desarrollo», señaló Campos, citando ejemplos como la presión a países africanos para legalizar el aborto a cambio de ayuda en salud. «Eso no es cooperación, es imperialismo cultural«, criticó.

Con el cierre de USAID, los programas de asistencia pasarán a ser gestionados directamente por el Departamento de Estado, lo que, según Campos, permitirá una mayor alineación con las prioridades de ambos gobiernos. «El secretario Marcos Rubio tomó una decisión inteligente al trasladar estas funciones a la Cancillería, donde corresponden», dijo. Esto asegura que los proyectos de cooperación no estén sujetos a agendas políticas, sino que respondan a necesidades reales y beneficios mutuos.

La embajadora también destacó que este cambio no afectará el volumen de ayuda, sino que la hará más efectiva y transparente. «Seguiremos apoyando proyectos en áreas como educación, salud, seguridad y desarrollo económico, pero ahora con un enfoque más colaborativo y menos burocrático», aseguró. Además, subrayó que República Dominicana es un aliado estratégico para EE.UU. en la región, y que la cooperación se fortalecerá en áreas como el comercio, la lucha contra el narcotráfico y la seguridad energética.

Campos concluyó su intervención reafirmando que este nuevo modelo de cooperación beneficiará a ambos países, eliminando las barreras que antes generaba USAID y abriendo paso a una relación más equilibrada y respetuosa. «Estoy convencida de que este es el camino correcto para seguir construyendo una alianza sólida y duradera», afirmó.


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