La nutrición juega un papel crucial en el manejo del cáncer, pero es esencial separar los mitos de los hechos. Uno de los mitos más comunes es que el azúcar alimenta el cáncer, lo cual ha sido sacado de contexto. Aunque las células tumorales consumen glucosa, también lo hacen las células sanas, por lo que es importante elegir fuentes adecuadas de carbohidratos.
Otro mito es que las dietas detox y los suplementos son beneficiosos. En realidad, muchos suplementos pueden interferir con los tratamientos y sobrecargar los órganos ya comprometidos por la terapia oncológica. La nutrición oncológica debe enfocarse en proteínas de alta calidad, carbohidratos complejos y grasas saludables.
La nutrición no cura el cáncer, pero una mala nutrición puede hacer que los tratamientos sean menos efectivos. Por eso, es vital seguir una dieta individualizada y supervisada por profesionales de la salud. Según la dietista Jessica Harrison, «I caution cancer patients against following the keto diet because ketone bodies have been shown in preclinical research to be used as a cancer growth factor, just like sugar» (Let’s Win Pancreatic Cancer, 2025).
Además, es importante mantener una ingesta adecuada de proteínas para preservar la masa muscular. Se recomienda entre 1.2 y 2.0 gramos de proteína por kilo de peso al día, especialmente en personas que están recibiendo quimioterapia, radioterapia o han sido sometidas a cirugía. La nutrición debe ser individualizada y guiada por profesionales capacitados.
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